Estimado servicio de atención al cliente,

¡Hasta ahora he tomado las cápsulas ArthroDisc con gran éxito!

La primera vez, el 13.01.2011, sólo pedí 120 cápsulas porque no me fiaba y no creía en el producto. La culpa, probablemente, es de los ortopedas, porque no reconocen, o sólo parcialmente, la medicina alternativa. Esas primeras 120 cápsulas las tomé directamente como tratamiento, es decir 4 cápsulas al día. Después de tan sólo 15 días, los dolores en la cadera derecha aliviaron, no me lo podía creer. Entonces pedí otra vez 240 cápsulas para poder terminar el tratamiento empezado sin interrumpirlo. Las 120 cápsulas que sobraron, las tomé un mes después, pero sólo 2 cápsulas al día. Hoy tomé las ultimas 2.

Seguramente le interesa saber que al ver el éxito rápido, cancelé inmediatamente la operación de la articulación de la cadera derecha para la cual ya tenía fecha. Luego fui a ver a mi ortopedia, el mismo que ya me hizo una operación de la cadera izquierda hace 12 años, el mismo día que hubiera hecho la operación (el 15 de marzo de 2011) y le informé sobre el éxito de las cápsulas de ArthroDisc. Su reacción: «… da igual qué ortopeda o médico deportivo haya desarrollado ese producto. No puede equivocarse con eso, porque tiene los mismos ingredientes que nosotros aportamos como inyección. Las inyecciones surten efecto más rápido, pero no tan a largo plazo.» ¡Esas inyecciones cuestan 100 Euros cada una! Dijo que dentro de unos años seguramente volvía a pedirle una operación.

Bueno, a lo mejor no, confío en que no será así. Porque si surte efectos tan buenos en alguien con 82 años (que es la edad que tengo yo), uno puede ser optimista. También he recomendado las cápsulas a otros amigos que están ya en la tercera edad y tienen dolores de rodilla o de espalda, pero que no pueden operarse debido a problemas del corazón. Ellos tuvieron el mismo éxito: después de 2-3 semanas vinieron a agradecerme por esa recomendación. ¡Doy las gracias a todo el equipo que ha desarrollado ese «medicamento» tan maravilloso!

Saludos muy cordiales,

Heinz Meyer